miércoles, 3 de octubre de 2012

Estereotipos y Género



Los estereotipos permiten percibir a los individuos como miembros de una categoría, asumiendo que tienen cualidades relevantes de ésta sin necesidad de comprobarlos (García Marques & Mackie,1999). Además, pueden constituir una exageración de la realidad que en algunos casos ayuda a justificar el orden social, por lo que muchos autores los han identificado como una de las principales causas del prejuicio hacia los grupos (Tajfel, 1981; Tajfel & Turner, 1979). Específicamente, los estereotipos de género son creencias generales acerca del sexo, asociadas a roles, características psicológicas y conductas que describen a hombres y mujeres (Alport, 1954; Fiske, 1993; Glick & Fiske, 2001; Plakoyiannaki, Mathioudaki, Dimitratos & Zotos, 2008). De acuerdo con la Teoría de los Roles Sociales, estos estereotipos se derivan de los comportamientos que los hombres y las mujeres típicamente desempeñan, más allá de las diferencias biológicas (Eagly & Mladinic, 1994; Glick & Fiske, 2001), por lo que pueden llegar a adquirir un carácter normativo y prescriptivo, que determina cuáles son los comportamientos y actitudes deseables para cada género. Así, generalmente, las mujeres han sido asociadas a roles dentro del hogar y los hombres a
roles públicos (Vigorito & Curry, 1998). Relacionando las variables género, poder, influencia
y estatus, se ha encontrado que las diferencias de poder e influencia entre hombres y mujeres
pueden favorecer el conflicto en las relaciones de género y crear antipatía intergrupal e ideologías hostiles (Brauer & Bourhis, 2006; Glick & Fiske, 2001; Fiske & Dépret, 1996). Respecto al estatus, se ha hallado que los roles masculinos tradicionalmente han sido considerados con más estatus que los femeninos (Camussi & Leccarddi, 2005; Glick
& Fiske, 1996; Glick, Wilk & Perreault, 1995).








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